En Dublín podemos realizar dos rutas a pie por algunos de los monumentos más emblemáticos de la ciudad:
Castillo de Dublín y la Catedral de San Patricio
El se inicia a pie en los jardines del castillo de Dublín, donde se pueden ver las torres medievales, una sección de la muralla de la ciudad y uno de los museos más destacados en el mundo, antes de pasar las Galerías de la Chester Beatty Library. Más tarde la ruta pasará por moderno edificio de apartamentos que cuenta con escenas de Los viajes de Gulliver, gran obra escrita por el decano de San Patricio, Jonathan Swift.
Ruta Vikinga y medieval de Dublín
Este paseo encantador comienza en la Oficina de Turismo, la cual fue una vez la sede del Antiguo Parlamento Vikingo. La ruta lleva a los turistas por callejuelas estrechas hasta llegar a un edificio histórico de caridad antes de visitar los patios del histórico castillo de Dublín. Se trata de un edificio del siglo XVIII, y se pueden observar las últimas torres medievales que quedan. A continuación la ruta muestra el esplendor georgiano del Ayuntamiento antes de cruzar en el extremo oeste de Temple Bar, el lugar de los orígenes de Dublín. Por último, a través de calles y pasadizos, se pueden encontrar interesantes edificios de la época antigua junto con edificios más modernos y las ruinas de las torres medievales.
En Dublín podemos realizar diferentes rutas que contengan historia, arquitectura y porque no literatura. El castillo de Dublín se encuentra en pleno centro turístico. Su situación estratégica lo hace accesible vía bus y vía tren (Luas) que está abierto al público de lunes a domingos. El castillo ofrece al visitante un viaje a través del tiempo gracias a su arquitectura y su historia. En su interior se aprecia el estilo del imperio inglés que marcó Irlanda hasta el año 1922. Hoy en día, el castillo es el lugar dónde se invisten a los presidentes de la República, así como, el lugar dónde se reciben las visitas oficiales. Además cuenta con una de las mejores colecciones de manuscritos de Oriente y de Europa. En definitiva, resulta una atractiva oportunidad para los que disfruten con la historia.
Otra visita que no se puede dejar de hacer es en el Dublin Writer Museum. Y es que, Dublín es una ciudad marcada por su historia que ha contribuido enormemente alargando la lista de los grandes de la Literatura Universal. Resaltan figuras tan reconocidas como las de Joyce, Wilde, Beckett, entre otras. El museo, cuenta con una sala dedicada exclusivamente a la literatura infantil, ideal para visitar en familia.
Uno de los símbolos más importantes de Irlanda es la cerveza negra Guinness. Resulta de lo más placentero recorrer las calles de Temple Bar, lugar de ocio por excelencia en la ciudad, y pararse a saborear una pinta de Guinness. También se puede conocer su proceso de elaboración en la conocida Guinness Storehouse, fundada en el año 1759 por Arthur Guinness. El edificio está formado por una amplia estructura de cristal, que eleva al visitante a lo más alto del edificio para mostrarle una vista maravillosa de Dublín.
Kilmanham Gaol es sin duda uno de los lugares más impresionantes para visitar, quizás no por su arquitectura, sino por la historia que esconde entre sus paredes. Considerado monumento a la Independencia Irlandesa en el año 1916, la prisión de Kilmanham ofrece al visitante un recorrido por sus instalaciones, convertidas hoy en día en museo, dónde fueron encarcelados y ejecutados quienes se consideraron «traidores» del régimen desde su inauguración en el año 1724 hasta el 1924.
La National Gallery of Ireland, abierta por primera vez en el año 1864 y ubicada en pleno centro gregoriano, alberga una de las mejores colecciones de Europa en el mundo, ofreciendo más de 2500 pinturas.
El Museo de cera de la ciudad, ofrece al visitante, fieles reproducciones de personajes que hicieron historia en la vida real, en el cine o en la pequeña pantalla.